Título: Yo soy Alexander Cuervo.
Autor: Patricia García-Rojo.
Año de publicación: 2019.
Editorial: SM.
Saga/Autoconclusivo: Autoconclusivo
Nº de páginas: 238.
P.V.P: 9,95€.
Puntuación
media: ★★★★★★★✩✩✩
(7,6/10)
-Trama: ★★★★★★★★✩✩
-Personajes: ★★★★★★★★✩✩
-Longitud: ★★★★★★★✩✩✩
-Estructura y construcción del
mundo: ★★★★★★★✩✩✩
-Opinión personal: ★★★★★★★★✩✩
“¿Existe de verdad la magia?
¿Es
un espectáculo, o un gran poder?
Alexander
Cuervo está dispuesto a demostrar su teoría mientras ve crecer su éxito y su
grandeza en los salones de la ciudad. el mago que vence a las tormentas. El
señor que controla la naturaleza. Sabe que nada sería igual sin Aubrey Galaxia.
La maga, la enemiga, la muchacha más especial que ha conocido nunca. Pero ¿quién
es, en realidad, Aubrey Galaxia?”
Esta
vez vuelvo con la reseña de “Yo soy Alexander Cuervo” de la autora Patricia
García-Rojo, que ya reseñé hace unos meses con “La fábrica Creátor” de la saga
“Los portales de Éldonon”. Y desde las primeras páginas, la autora ha
conseguido de nuevo, con una facilidad increíble, que me sumerja de lleno en
una obra extraordinaria, por lo que estoy seguro de que un tiempo no muy
lejano, reseñare más de sus obras, como “El mar” o “Lobo. El camino de la
venganza”.
En
este libro nos volvemos a sumergir en un mundo de fantasía, esta vez tras los
focos, los espejos engañosos y los conejos que aparecen en las chisteras
aparentemente vacías. Aunque pueda parecer que los trucos de salón, los
movimientos de manos y el escapismo no tienen magia alguna, en este libro se
muestra que todo tiene al menos un poquito de magia en su interior.
Y
que en una obra de fantasía, la magia sea tan escasa o secundaria pero que al
mismo tiempo, gracias a esto permite que sea una obra que puedan leer tanto
gente aficionada a la fantasía —entre los
cuales me hallo, por supuesto— y para aquellos que no se hayan “iniciado” o
no disfruten de este estilo.
A
pesar de que en obras “ligeras” se puede caer frecuentemente en una historia
sosa y que se olvida con facilidad, en este caso a sabido saltar dicho obstáculo.
Es una historia joven y fresca, donde podemos ver entre bambalinas, los entresijos que se ocultan tras el mago. Pero a diferencia
de los magos que conocemos, también podemos ver su otra cara, la que se oculta
cuando sale al escenario y los focos lo deslumbran con su luz. Es un joven
enamorado de la magia, que aspira a darse a conocer en su ciudad, pero que al
mismo tiempo no deja de ser un adolescente, con sus dificultades, cambios de
humor y miedos propios.
Sin
embargo, gracias a dos personajes secundarios, amigos del protagonista,
consigue dar un contrapunto, frente a la seriedad y terquedad del joven mago,
que a veces se hunde en un pozo sin fondo de extremos profundos y románticos,
que pueden llegar a resultar cargantes, pero gracias a la espontaneidad y los
toques de humor de Johan y Berit, consigue que esto no abrume al lector con la
intensidad de un adolescente enamorado —de
hecho no he visto cosa peor, esta en uno de los primeros puestos de las cosas
más agotadoras que conozco—.
Cuando
Alexander Crow empieza a alcanzar la fama con la que había soñado, aparece un
joven muchacha, Aubrey Galaxia, que amenaza con robarle el renombre que se había
forjado poco a poco. Sin embargo, entre ambos magos comienza cierta chispa,
aunque no menos rivalidad. Alexander pasa de la seguridad mas absoluta inseguridad,
pero sin embargo en cuanto contempla los ojos grises de Aubrey, todo parece
desvanecerse con un único beso —como un
adolescente que se queda en blanco al contemplar a su amor, platónico o no—
aunque al momento siguiente las dudas vuelvan a surgir, como si nada hubiera
pasado.
Otro
de los puntos fuertes de esta novela son los capítulos cortos, que se leen muy fácilmente,
y teniendo en cuenta lo bien escrita que esta, la lectura se hace aún más
entretenida. —además ente algunos capítulos intercala pequeñas noticias acerca
del enfrentamiento de los dos magos.
Como
en todas las obras que he leído, Patricia García-Rojo tiene la capacidad de ver
más allá en el mundo, aunque parezca que los problemas abundan, siempre existe
la forma de iluminarlo todo, y que los secretos y malentendidos desaparezcan,
hasta que consigue mostrarnos el truco más difícil y sencillo a la vez, dejarse
caer en brazos del amor.
Sin
embargo, a pesar de todo lo bueno que ya he mencionado acerca de este libro,
queda un ultima cosa y es el final. Cuando llega el momento álgido de la trama,
donde pensamos que todo truco será desvelado, y que todo misterio será resuelto,
pero el truco que se revelará solo dejará tras de sí la verdadera magia,
aquello que surge entre dos personas jóvenes con un futuro juntos por delante.
Y
aquí me despido, hasta la próxima reseña, y que la fantasía nunca abandone
vuestra vida.
“¿Dónde
reside la magia: en las manos del que hace el truco o en los ojos del que lo
ve? ¿En la carta que desaparece bajo la manga del mago o en el suspiro
asombrado del público?”
“Y
aquella felicidad tenía que ver con la magia, y con el silbido del
trasatlántico que escucharía justo antes de zarpar rumbo a América, donde nos
esperaban grandes retos. Pero, sobre todo, tenía que ver con Aubrey Galaxia, su
mirada gris y todos nuestros sueños por cumplir.
Todos
los sueños que hemos realizado.
Los
Ángeles, 1927”