Título: El señor Penumbra y su libreria 24 horas abierta.
Autor: Robin Sloan
Género: Realismo mágico, ficción, misterio, tecnología.
Año de publicación: 2013
Editorial: Rocaeditorial.
Saga/Autoconclusivo: Autoconclusivo
Nº de páginas: 267
P.V.P: 15,90€
Puntuación media: ★★★★★★★✩✩✩
(7/10)
-Trama:
★★★★★★★✩✩✩
-Personajes:
★★★★★★★★✩✩
-Longitud:
★★★★★★✩✩✩✩
-Estructura
y construcción del mundo: ★★★★★★✩✩✩✩
-Opinión
personal: ★★★★★★★★✩✩
Sinceramente, antes de comenzar
con la reseña, debo confesar una cosa, este libro lleva en mi biblioteca innumerables
meses (si no llega al año) y sin embargo nunca me había decidido a leerlo, no sé
si por la portada (que no me parece mala elección, pero le falta algo) o por el
escueto resumen que solo muestra un pedazo de una librería, un poco extraña
(eso no lo voy a negar) pero al que veía
algo plano.
Hace poco buscando algo nuevo que
leer, me para y cogí este libro, y pensé lo mismo que dije antes, sin embargo, pensé
que esto podía ser algo premeditado (a mi entender). Así que me dispuse a leer
para descubrir si en efecto este libro ocultaba algo de más valor y profundidad
que las tapas y lomos. Y debo decir que tenía toda la razón.
Este libro oculta muchísimo más
de lo que parece a simple vista, no digo que sea una obra maestra (digna de
recordarse en los anales de la historia) pero merece de sobra ser leída y mucho más disfrutada.
El protagonista “principal” (pero
no el centro de toda la novela) marca un ritmo y añade el toque de narrador (ya
que se ve la historia desde dentro de su cabeza), que aporta una profundidad no
solo a sí mismo, sino también a los demás personajes, que provoca que la
historia cobre otro nivel.
Lo curioso de “Clay” es que es un personaje de una
actitud que realmente me confundió, quiero decir, que su forma de actuar era
realmente extraña. No reaccionaba de la forma que yo esperaba para un personaje
de su edad y características (rondará el final de su treintena). Se comporta
con una lucidez (incluso cuando está confuso) que yo ni siquiera podía llegar a
comprender, como si al mismo tiempo estuviese tan cerca de ti que te comprendiese
y al mismo tiempo estuviese rozando las estrellas.
Y sin embargo, con un personaje
que se podía considerar tan perfecto, no causa ese rechazo de cliché que se ve
tan a menudo, de ese guerrero puro y valiente que siempre vence sus
dificultades sin despeinarse su rubia melena. Es más a pesar de no destacar
todo lo que hubiera podido, esa sensación de no ser el centro del meollo, el “Niño
elegido”, causa que parezca un personaje mucho mas como el común de los
mortales y por tanto mucho más cercano a los lectores.
Respecto a los demás protagonistas,
que mas que menos, orbitan alrededor de Clay, apareciendo y desvaneciéndose en
la historia, para volver a resplandecer por un momento y volverse humo no dejar
rastro. Algunos de los personajes aparecen muy puntualmente en la historia y
sin embargo, en comparación con otros mas “relevantes” acaban mejor montados y
relatados que sus compañeros.
En el epilogo, que para mi gusto
deja un regusto insípido, se muestra ligeramente el futuro de los personajes,
que aunque algunos acaban para mi gusto de forma perfecta, suficientemente explicado
como para no dejar los dientes largos, pero siempre dejado algo (alguna idea, reflexión
o cuestión sin resolver) para que el lector divague un poco en la historia.
Otros sin embargo siendo más relevantes en toda la historia, en la que brillan
con lustrosa importancia pero en cierto punto se implosionan sobre sí mismo y
desaparecen con un pequeño “Puf”. Y además en el epilogo se les deja de lado o
se les da muchísima menos importancia de la que tuvieron en su momento, incluso
como si dejaran de ser principales y pasasen a ser parte del fondo para que lo
que esta mas adelante cobre más sentido (como una sombra bien dispuesta o una
piedra de “porexpan” bien colocada).
En lo referente al ritmo, debo
decir que pienso que sigue un esquema, en el que primero ocurre un hecho, un
encuentro o una situación, y el resto se desarrolla a partir de ahí, o al
contrario una parte de la historia conduce a un punto en concreto (como muchas
novelas, supongo) pero en ningún momento se hace bola ni es excesivamente lenta,
dado que los momentos que podrían considerarse como tales están recubiertos de
una capa de recuerdos, pensamientos y sueños que consiguen que mientras ocurre
algo mas “aburrido” profundicemos aun más en la historia, haciendo que la
historia sea casi redonda en lo que a la velocidad de ejecución se refiere.
Uno de los pocos puntos que no me
entusiasmo es la incesante información que muestran a veces en la trama. Quiero
decir que utilizan programas informáticos y conocimientos que no están al
alcance de todos los lectores. O explican situaciones o normas en algún punto
de referencia en la trama que te dejan un poco como “eh, no entiendo nada”.
Sin embargo, he de reconocer, que
en ningún momento te trata de tonto ni agrade al lector con sus vastos
conocimientos sobre el mundo. Clay, nuestro querido protagonista no es un
experto en informática, programación, pero se nota que idea tiene (e incluso
hace sus pinitos en ella)por lo que no da la sensación al lector de que lo
dejan completamente a parte, en una conversación entre el escritor y su
historia.
En resumen (que si no esto se
alarga demasiado) es una novela que no se debe juzgar por la cubierta ni por la
sinopsis, ya que no hace justicia a todo lo que contiene dentro, sino que se
debe paladear para sacarle todo el jugo que tiene.
“Dentro, imaginaos la forma y el volumen de una librería normal vuelta sobre un costado. Era un lugar ridículamente estrecho y vertiginosamente alto, cuyas estanterías llegaban hasta arriba: tres pisos de libros, quizás más. Torcí el cuello (¿Por qué las librerías resultan siempre tan incomodas para los cuellos?); los estantes se difuminaban suavemente entre las sombras, de tal modo que parecía que no tuvieran fin, Todos estaban atestados, y tuve la sensación de encontrarme en el lindero de un bosque. Pero no de un amable bosque californiano, sino de uno viejo de Transilvania, repleto de lobos y brujas y bandidos con puñales, agazapados donde la luz de luna ya no alcanza. Colgadas de las estanterías, había unas escaleras que se deslizaban hacia los lados.”
“Dentro, imaginaos la forma y el volumen de una librería normal vuelta sobre un costado. Era un lugar ridículamente estrecho y vertiginosamente alto, cuyas estanterías llegaban hasta arriba: tres pisos de libros, quizás más. Torcí el cuello (¿Por qué las librerías resultan siempre tan incomodas para los cuellos?); los estantes se difuminaban suavemente entre las sombras, de tal modo que parecía que no tuvieran fin, Todos estaban atestados, y tuve la sensación de encontrarme en el lindero de un bosque. Pero no de un amable bosque californiano, sino de uno viejo de Transilvania, repleto de lobos y brujas y bandidos con puñales, agazapados donde la luz de luna ya no alcanza. Colgadas de las estanterías, había unas escaleras que se deslizaban hacia los lados.”
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