Título: El pistolero.
Autor: Stephen King.
Año de publicación: 1982.
Editorial: Debolsillo.
Saga/Autoconclusivo: Saga “La torre oscura (1/7)
Nº de páginas: 286.
P.V.P: 9,95€.
Puntuación media: ★★★★★★★✩✩✩ (7,4/10)
-Trama: ★★★★★★✩✩✩✩
-Personajes: ★★★★★★★★✩✩
-Longitud: ★★★★★★★✩✩✩
-Estructura y construcción del
mundo: ★★★★★★★★★✩
-Opinión personal: ★★★★★★★✩✩✩
No
tengo ni la más remota idea de cómo comenzar a hablar sobre un universo —o mejor dicho, multiverso— tan
intrincado y oscuro, sin caer ni en la simpleza más neutra ni en una
complejidad aparatosa. —Esto es
difícil, es como tratar de construir una casa desde cero, sin materiales y sin
tener muy claro que es una casa— Así que, después de mirar al infinito con
cara de intelectual que piensa en cosas…digamos elevadas, me he decidido a
comenzar con esta saga y su autor, de la forma en que creo que se deben contar
las historias…por el principio.
“El hombre de negro
huía a través del desierto, y el pistolero iba en pos de él.”
Así
comienza esta historia, la historia de la búsqueda de la TORRE OSCURA —a pesar de todas las subtramas, ese es el
eje de toda esta saga— en la que el hombre de negro solo es el primer
peldaño de una infinidad de ellos.
Pero
para hablar sobre una búsqueda, debo definir, sino en profundidad, al menos
ligeramente, al protagonista de este periplo. El pistolero, o
Roland, es un hombre duro, obstinado —mencionando
a uno de mis youtubers favoritos (Vanfunfun)— parece que tiene una barra de
hierro metida en el…espíritu.
Roland
recorre el desierto, la apoteosis de lo que se conoce por desierto, en pos de
un hombre misterioso, del que tampoco tenemos mucha idea, pero esa es la
premisa de este libro, darnos pequeñas pinceladas sobre el porque y el cómo,
pero sin conocer todos los detalles.
Si
os decidís a comenzar esta saga — el Opus
Magnum de Stephen King— debo decir que tengáis paciencia, este libro no es sencillo de
leer, es oscuro y retorcido, y según el propio autor, uno no puede hacerse a la
idea de esta búsqueda y de todo lo que implica solo leyéndose este libro, como
si fuera solo la introducción en la que no se nos da toda la información. Por
no hablar del lenguaje aun más ambiguo que emplea —que achaca a su juventud y a un exceso de seminarios sobre escritura,
donde promulgaban escribir para un publico en vez de a uno mismo y premiaban la ambigüedad sobre
la sencillez—. Pero creo que a diferencia de otras reseñas que he leído, no
busco la claridad por la claridad, sino más bien lo que oculta tras el lenguaje,
sea este florido o ramplón. Eso es lo que más me atrapó con esta novela, esa
capacidad de inducir sin enseñar, de mostrar pero solo sugerir —casi como el lenguaje de los políticos,
pero en el buen sentido—.
Nos
sitúa en un mundo que «se ha movido», algo ha ocurrido al mundo que ha
provocado su declive, como si se hubiese cubierto de una capa de locura y polvo
de milenios.
Esta
historia emplea una ambientación al más puro estilo del salvaje oeste —un pueblo perdido de la mano de Dios y un
desierto interminable— pero
revestido con futuro postapocalíptico y ciertos toques de “magia". Que aunque se
que la magia es más abundante en las posteriores novelas, en esta ya se deja
ver ligeramente, al igual que una tecnología avanzada pero desaparecida casi
por completo.
Sin
entrar en detalles, a través de la historia, surgen pequeñas burbujas de
religión, sobre el bien y el mal, el destino y el camino del héroe—el pilar fundamental de la saga, por
supuesto—.
Este
camino es lo que marcará el presente y el futuro del pistolero, pues aunque
tiene la posibilidad de dejar ese camino, sabe que no lo podrá recuperar, y a
pesar de todo lo que tiene que sacrificar para continuar en la vereda hacia la
Torre, está atado a su búsqueda, casi como medio de redención propia del
personaje —como el camino lleno de
penurias que el caballero debe recorrer, dejando partes de si mismo por el
trayecto, hasta llegar, vacío y redimido al castillo donde reposa el Grial—.
Durante
la persecución, nos muestra pequeños retazos del pasado del pistolero, pero
solo cuando en su camino se encuentra con Jack, el pasado parece volver a
asaltar a Roland, como si el chico fuera a la vez su infancia y un hijo
adoptivo —como curiosidad se hace mención
a que Jack posé cierto “toque”, una referencia directa al famoso “resplandor”
de Stephen King—lo que al mismo tiempo que muestra la personalidad de
Roland y esa eterna lucha ante su “ka” —o
destino en la Alta Lengua— y la humanidad, que se resiste a ese camino
previamente marcado, porque esa lucha es una de los pesos que carga, y que lo
marca en el centro de su alma.
Al
igual que el hombre de negro es el símbolo de todo lo que teme —el pasado—, y
detenerle seria obtener el perdón. Aunque también se puede ver desde un punto
de vista más literal, en la que el pistolero persigue a este hombre misterioso
por sus propios motivos. Es algo que dejo a opción del lector, que decidan que
es y que no, que es el bien y donde se halla el mal.
“En
el mundo siempre había existido el asesinato, pero recordárselo no lo
reconfortaba; violación y asesinato y prácticas inconfesables, y todo era en
nombre del bien, del maldito bien, en nombre del mito, del grial, de la Torre.”
La
novela, esta inspirada en un poema de Robert Browning, llamado “Childe Roland
to the dark tower came”, que a su vez, esta basado en una parte de “El rey
Lear” de William Shakespeare.
Tras
finalizar la saga, Stephen King, reescribió todos sus componentes, aunque en
especial, este primer paso hacia la Torre. Necesitaba pulir esta primera obra —fue su primera obra escrita, según tengo
entendido— y conjugarla con sus continuaciones.
Con
este primer libro, comienza el ciclo de la Torre Oscura, un lugar incierto, un
viaje hacia el misterio y la redención. A pesar de que no es una de las obras
mejor escritas de su autor, debo recomendarla fervientemente —si es necesario me pongo en plan fan loco
ehh, así que ya sabéis— ya que conduce a uno de los mundos literarios más
grandes y asombrosos con los que me he encontrado. El segundo libro ya está en
proceso de ser devorado y, mucho más importante, ser disfrutado, por lo que muy
pronto tendréis la reseña en el blog. Pero por ahora me despido, hasta la
siguiente reseña.
Y
que la fantasía nunca abandone vuestra vida.
“—¡NUNCA!
—ENTONCES,
¡HÁGASE LA LUZ!
Y
la luz se hizo, aplastándolo todo como un martillo, una luz grande y
primigenia. La conciencia no podía sobrevivir en aquel tremendo resplandor,
pero antes de perderla por completo el pistolero alcanzó a ver algo de
importancia cósmica. Se aferró a ello con un esfuerzo agónico y se dejó caer en
la profundidad, buscando refugio en su propio ser antes de que la luz lo cegara
y acabara con su cordura.
Huyó
de la luz y del conocimiento que implicaba y, con ello, regresó a sí mismo. El
resto de nosotros obraríamos así; incluso los mejores de nosotros.”
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