lunes, 8 de octubre de 2018

La tierra murmura en si bemol. Mari Strachan



Título: La tierra murmura en si bemol.
Autor: Mari Strachan
Género: Realismo mágico, ficción.
Año de publicación: 2012
Editorial: Espasa
Saga/Autoconclusivo: Autoconclusivo
Nº de páginas: 334
P.V.P: 19,90



Puntuación media: ★★★★★★★✩✩ (8,4/10)
            -Trama: ★★★★★★★✩✩
            -Personajes: ★★★★★★★★
            -Longitud: ★★★★★★★✩✩
            -Estructura y construcción del mundo: ★★★★★★✩✩
            -Opinión personal: ★★★★★★


"Cada noche vuelo en sueños."

Así comienza la historia de Gwenni, una niña, que ve el mundo a través de sus propios ojos, de una forma inocente y exenta de prejuicios.
Todo comienza con uno de los vuelos nocturnos que realiza Gwenni, en la que ve un hombre flotando  en un depósito de agua. Este encuentro es  el principio de un efecto dominó en el que Gwenni deberá afrontar a su manera  problemas adultos, todo a través de la mirada de una niña que desea conocer y entender lo que la rodea.
En esta historia en primera persona, se descubre la realidad que circunnavega a la encantadora Gwenni, mostrando cada pequeño atisbo de curiosidad, ingenio e imaginación. A través de sus pensamientos pude descubrir pequeños atisbos de la verdad, que la autora deja entrever en la narración, como relaciones toxicas, problemas mentales y abusos físicos, entre otras muchas más realidades que encajan para formar un tapiz que muestra una sociedad de finales del siglo XX.
Esta novela permite sumergirse desde un principio, ya que es muy fácil fundirse en la historia, hasta acabar formando parte indirecta de ella. He de reconocer que llegue a sentir pena, angustia e incluso  la misma ternura que al contemplar a un niño pequeño, cuando te ofrece un vistazo a su colorido mundo. Y sin embargo, la autora consigue mostrar un personaje que a pesar de su inexperiencia e inocencia en un mundo aun ajeno a ella, va construyendo su realidad y entendiéndola de una forma que provocó mi total admiración ante esa forma de conservar esa inocencia antes las dificultades que uno puede encontrarse en la vida.
Gwenni se pregunta cosas en un lugar donde se te llama “peculiar” o “rara” por preguntar cosas de las que nadie habla (aunque todo el mundo lo sepa), y esto, por suerte, no consigue aplacar ni destruir esta ansia de verdad, de comprender el mundo en definitiva, sino que provoca una necesidad de saber cómo funciona su mundo y el porqué de esas cosas, porque son así, porque no hacerlas de otra manera.
Como bien antes dije, Gwenni va comprendiendo el mundo que la rodea, actuando frente a él de una manera que provoca que  uno se sienta realmente orgulloso de este personaje, pues este es uno de los mejores puntos de este libro, que no es otro que ver y tratar de comprender como actúa en consecuencia de los actos y experiencias que ella toma, al mismo tiempo que el lector puede leer detrás de ellas, comprendiendo mucho mejor el mundo de la historia.
Otro punto a destacar de esta novela son los personajes tan diferentes y bien construidos que conforman cada punto de la trama. Entre los personajes que más llamaron mi atención, esta Emlyn, el padre de Gwenni (que ella apoda Tada), un personaje que de primeras me pareció plano y de escasa importancia para la historia, ya que en un principio su actuación en la vida familiar se reducía a una suerte de comentarios insulsos, como los de quien no está enterado de los problemas que ocurren a su alrededor, incluso dando la sensación de que los ignora.

Pero al igual que Gwenni, se ve el avance y la profundidad de este personaje y la compresión que tiene sobre su hija y como la empuja suave y dulcemente a que comprenda la realidad de la familia. He de decir ve que aunque sea un tipo duro, con una vida realmente complicada (que yo no sé como hubiera reaccionado), aun conserva una forma de ver el mundo muy dulce, y que provoca una calidez al tratar de hacer que su hija avance, realmente encantadora.
Otro personaje que mas me llamo la atención, esta vez en su sentido despectivo, es la madre y la hermana de la protagonista. La madre comienza como una persona empecinada en mantener una apariencia de perfecta corrección frente a las gente del pueblo, llegando muchas veces a provocar que piense porque trata así a su propia hija, por muy anclada en unos valores polvorientos y apolillados que sean comunes en esa sociedad.
Me dio la sensación que a medida que avanza el libro ve a la niña como una carga e incluso como un estigma que tiene que soportar. Además mediante la relación con su hija, se puede ver la escasa atención que pone a su vida familiar, es decir, deja ver que su preocupación por su familia no es otra que la preocupación por ella misma, queriendo satisfacer sus propios anhelos por encima de todo lo demás, caiga quien caiga (al menos a mi parecer).
Aunque a medida que la historia se desarrolla se van viendo las distintas grietas de la fachada de la madre, comenzando con un nerviosismo extremadamente exagerado ante cualquier ruptura de lo que ella considera normal, ya sean chismes, ideas o pensamientos que le expone Gwenni, soltando perlas como “No seas tonta, Gwenni”, “No querrás que la gente te llame rara, ¿Verdad?”, hasta llegar a soltar comentarios de lo más hiriente para un niña de 12 años.
Además se nota desde el comienzo que es una mujer nerviosa y que estalla con mucha facilidad, llegando a contestar de forma muy desagradable y con una ira apenas contenida, lo que me dio que pensar sobre que había detrás de esta mujer, que provoca esa forma de ser tan angulosa, cuadriculada y en muchas ocasiones destructora.
En las etapas finales pierde por completo el escaso control que tiene, debido a la enfermedad mental que  desarrolla por el descubrimiento del cadáver en el depósito de agua, provocando que se hunda en una espiral de locura, que ponga de manifiesto la inestabilidad que habitaba dentro de ella, y que solo necesitaba de una mínima perturbación para dejarse ver.
Aunque he de reconocer, que gracias a la rotura fachada de pintura y normalidad fingidas, en la que se ve una imagen de la locura y las enfermedades mentales tan bien tratada que se comprende e incluso pude llegar a vislumbrar los motivos que lo dieron pie, aunque también impulsado por el comportamiento humano frente a circunstancias de las que no se suele hablar a viva voz.
Sin embargo, Bethan, la hermana de Gwenni no alcanza el nivel de profundidad que dan otros personajes, sí que es verdad que se muestran atisbos de maduración, pero nunca acaban de cuajar del todo.

En un principio tiene el cliché de adolescente amargada que paga el pato con su hermana pequeña, como si estuviese furiosa por su forma de ver la realidad. E incluso cuando se enfrenta a una verdad dolorosa, lo paga con su hermana, como si ella hubiera abierto una caja de Pandora y hubiese liberado a todos los males del mundo, negándose a aceptar que su mundo sea así, que nadie tenga una culpa total sobre ello, e incluso negando la realidad y endulzándola de la manera que mejor la parezca, cambiando de opinión en cuanto consigue sobreponerse de nuevo esa realidad.

Sin embargo el final de su parte de la historia te deja un poco como a la espera de un cambio o algún apunte de que realmente ha cambiado, pero sin embargo se desliza por los bordes de la historia y consigue por lo que yo creo, alejarse de su problema y los detonantes que provocan su recuerdo. Siendo sincero es uno de los personajes que menos me llamaron de la historia.
Esta novela muestra también, aunque de forma algo difusa y algo mas secundario, los efectos a posteriori de las guerras (la Segunda Guerra Mundial, sobretodo), las enfermedades mentales, violencia domestica, cargas que soporta la gente que acaba destruyéndolas por completo, suicidio, e incluso la imagen de inocencias destruidas, que aunque a pequeña escala se marcan en un segundo plano, a fin de que el lector escarbe y razone sobre ellas.

La visión de la niña en primera persona permite ver como la inocencia se enfrenta a la realidad, haciendo preguntas como “¿Por qué lo hizo?”, “¿Por qué nadie me lo cuenta?” o con perlas de entendimiento que nos ofrece la pequeña protagonista, bien sea con el descubrimiento de los secretos o problemas del mundo, con pensamientos negativos causados por la ira de su madre (“¿Y si en realidad soy mala, de verdad?”) y su enfrentamiento ante esta realidad de una forma totalmente inesperada.
Mary Strachan consigue describir una realidad tan completa y rica en matices en los que uno puede perderse deliciosamente, acompañado de una bebida caliente, como complemento  a una novela que te atrapa y te arropa y que te obliga a seguir leyendo para adentrarse aun mas en ese mundo. Posee un ritmo que facilita muchísimo la inmersión y que evita el fatídico aburrimiento de lecturas demasiado pausadas y lentas y el desconcertante avance de lecturas demasiado aceleradas. En definitiva es una novela absolutamente recomendable, que puede leerse a cualquier edad, ya que siempre tendrá perlas que agraden a cualquier público.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Yo soy Alexander Cuervo. Patricia García-Rojo.

Título: Yo soy Alexander Cuervo. Autor: Patricia García-Rojo. Año de publicación: 2019. Editorial: SM. Saga/Autoconclusivo...