Título: Ojos de fuego.
Autor: Stephen King.
Género: Ciencia ficción, acción, terror,
psicológico.
Año
de publicación: 1980.
Editorial: Debolsillo.
Saga/Autoconclusivo:
Autoconclusivo.
Nº
de páginas: 583.
P.V.P: 9,95€
★★✩✩✩
Experimentos con drogas, persecuciones y poderes sobrenaturales mezclado todo junto con una gran cantidad de profundidad psicológica. Stephen King nos presenta una obra donde la obsesión por el control campa a sus anchas, experimentos secretos y un poder capaz de partir el planeta por la mitad. ¿Qué más se puede pedir?
Experimentos con drogas, persecuciones y poderes sobrenaturales mezclado todo junto con una gran cantidad de profundidad psicológica. Stephen King nos presenta una obra donde la obsesión por el control campa a sus anchas, experimentos secretos y un poder capaz de partir el planeta por la mitad. ¿Qué más se puede pedir?
De primeras, uno de los primeros aspectos
negativos es el ritmo de la novela. Pasa de una acción trepidante de
enfrentamientos, persecuciones y momentos de alta tensión a descripciones sobre
la psicología de los personajes, mucho más espesos y difíciles de digerir.
Estos cambios bruscos, entre capítulos cortos
llenos de acción y capítulos largos, repletos de explicaciones sobre la mente
humana, sus relaciones y los misterios alrededor de las habilidades paranormales,
provocaron que perdiera el hilo de la trama en muchas ocasiones.
Sinceramente, es una novela que tiene toda la
apariencia de haber sido un guion de una película de acción, y que posteriormente
han ampliado para comercializarlo como novela.
A pesar de esto, uno de los puntos más fuertes de
la novela, es el gran desarrollo de los personajes principales. Todos tienen un
trasfondo, una mentalidad y una psique tan pronunciada (más o menos sana) que
confiere un aire de realismo brutal a la historia.
Con Charlie, una niña de ocho años, se nos
presenta la dualidad de la condición humana, el enfrentamiento entre la tentación
del mal y la moral del bien. A pesar de que Charlie sea extremadamente inteligente
para su edad, no deja de ser una niña con un arma en las manos que no sabe como
manejar sin que se descontrole. Se debate entre retener el poder y la sensación
de poder que provoca su uso.
Andy McGee, padre de Charlie y uno de los
participantes en los experimentos del “Lote 6”, desarrolló a causa de esta droga,
cierta capacidad de control mental, sin embargo, al utilizar excesivamente su poder,
se provoca un daño irreparable en el cerebro.
Vemos también, mediante flashback, como es la
vida de estos personajes, como deben lidiar con sus propias habilidades y como
es un bebe que posee semejante poder.
Desde el principio de la novela, son perseguidos
por una organización gubernamental típica llamada “la Tienda”, que pretende
controlar tanto al padre como a la hija y si eso no es posible, eliminarlos
para evitar que otros se hagan con ellos.
Se muestra el esplendor de la raza humana, su doble
vertiente, aunque la que causa mas impacto es la parte mala, la que invita a dominar
y controlar, aunque sea con un fin “positivo”.
Llegado un punto de la novela, son apresados por
esta organización y llevados a un complejo donde pretenden ver el alcance de
sus habilidades paranormales. Ese lugar es una clara referencia (de nuevo) a
las dos caras de una misma moneda. La superficie es el perfecto e ideal de
complejo americano, perfecto y sin macula, pero que bajo tierra es un complejo
militar donde se experimenta con seres humanos.
La organización es incapaz de capturar a un padre
y su hija fugitivos, hasta que llega un paría, un indio con la cara deforme por
el fuego, trastornado y con una fuerte obsesión por comprender el misterio de
la muerte.
Este hombre acaba deseando a la niña de una forma
absoluta y turbadora, la ve como una fuerza pura de la naturaleza, un poder
divino con el que se tiene que hacer a toda costa, aunque su propósito sea
extinguirlo para poder ver la chispa de comprensión en su muerte que de sentido
a su vida.
El padre muestra la visión psicótica de un
fugitivo constante, solo mantenido cuerdo por la presencia de la inocencia de
su única hija. Su poder tiene consecuencias, efectos que no tardan en hacerse
visibles.
Vemos a un hombre que prácticamente vive sumido
en un estado de shock continuo, y que al final acaba totalmente derrumbado
dentro de su propia psique maltrecha y drogada, hasta el punto de que deja de
preocuparse por su propia hija.
El final, tirando de clichés de películas, acaba
con la muerte de varios personajes principales, y con la pequeña niña sola en
el mundo, en clara referencia al paso de la inocencia al bando de los adultos.
Sin embargo, este fin parece totalmente
espontaneo, después de toda la tensión de la novela explota sin fuerza y sin humo.
El epílogo me dejó realmente frio, como si
esperase algo más brillante y espectacular. Como libro es una buena obra, las dos
estrellas que le he dado han sido por la trama tan completa, tan profunda sobre
la mente y sus capacidad, los problemas que retiene y los enfrentamientos en
los que deja los restos, pero el resto de las estrellas se han perdido entre
los cambios y el final deshilachado.
Aun a pesar de estar dentro del mundo tan extenso
que creó Stephen King (existe una relación con una de las partes de la obra
cumbre de Stephen King, “La torre oscura”), creó que no es una de sus mejores
obras. Pienso que trata de mezclar una peli de acción con un debate sobre la
psique humana y la moral, cosa que choca bastante y que provoca que me
atragantase con ella en ciertas ocasiones.
Por lo demás es una novela que, si te interesa la
ciencia ficción, la psicología, la novela negra y los thrillers americanos, te
encantará.
Una niña con un potencial ilimitado, un padre
fugitivo y una organización gubernamental…parapsicología y ciencia ficción con
el toque propio del magnífico Stephen King.
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