Título: Un cuento oscuro.
Autor: Naomi Novik
Género: Fantasía, aventura.
Año de publicación: 2015
Editorial: Planeta
Saga/Autoconclusivo: Autoconclusivo
Nº de páginas: 686
P.V.P: 19,50€
★★★✩✩ Empezamos el mes de diciembre con la reseña de una relectura, en este caso con “Un cuento
oscuro” de Naomi Novik. Debo ser sincero, y decir que la primera vez que lo
leí, muchos menos entendido en estos campos (como si ahora lo fuera), me pareció un libro bueno, de los mejores
que había leído. La magia me atrapó de lleno, por la belleza descriptiva que
posee, aunque ahora mismo empiezo a ver mas conscientemente de lo que leo, de
los huecos que hay entre tanta descripción.
Es un libro que se hace pesado. La primera vez que lo leí,
hace unos cuatro años se me pasó volando, pero al releerlo mi opinión cambió de
pleno. Aunque tiene ese aire de aventura explosiva, se hace algo pesado, no por
una falta apremiante de acción, sino mas bien por la manera en que las ramas
secundarias de la historia se meten a la fuerza por delante de la principal, resultando
en historias cojas o que les falta profundidad. Al final resta tiempo a las
cosas importantes, les quita peso y una profundidad que se haría de desear para
una trama con tan buena base. Sin embargo, quedan presentes tramas cojas que no
aportan nada a la historia principal.
Con esto, quiero dejar claro que no es un libro malo “per
se”, lo único es que, viéndolo con más perspectiva, falla en la simpleza de la
historia, que, en verdad, es una historia que llama la atención, y que, según
pienso, añadiendo un poco más de complejidad, la novela hubiera ganaría
muchísimo más (como si yo fuera un escritor de renombre).
Llegamos a una historia llena de clichés y giros sacados de
la manga. El final es una de las cosas que miras y dices, ¿Ya?, y ahí acaba,
salvo por un epilogo que trata de mostrar un poco del futuro, pero que pasa
desapercibido.
Reconozco que el final está hecho para tratar de ser metafórico,
de mostrar una magia aunada con la naturaleza de las cosas, reflexiva y sutil, llevándola
más allá de rayos, fuego, y efectos especiales varios.
Trata de hacerlo en un espacio de tiempo reducido y al que
le faltan puntos clave para pillar todo el sentido que tiene (o que al menos yo
le doy), quedándose en un poco de acción repentina y algún deus ex machina para rematarlo todo.
Para situar un poco la historia, nos encontramos en el
valle, en el reino de Polnya (clara referencia a Polonia), que se halla
amenazada constantemente por el Bosque, una entidad mágica que trata de hacerse
con el valle entero, por algún motivo desconocido.
Pero, ahora os preguntareis, ¿Por qué no lo ha conseguido?,
que le impide hacerse con el domino total de Polnya y de más allá. Bien,
señoras y señores, aquí aparece la figura del Dragón, un mago que tiene a raya
al Bosque a base de hechizos, fuego y una vigilancia constante.
¿Y dónde está lo malo de este personaje? Pues que es
predecible, si bien es cierto que en un principio parece un personaje fresco y
vivo, esa sensación dura tan solo un par de lecturas. Como tal es una persona, mejor
dicho, un mago huraño y que vive aislado en su torre de piedra (clichés, para
que os quiero), solo saliendo de ella en caso de peligro o porque lo ordene el
rey de turno.
Cada diez años, el Dragón, como buen seguidor de historias y
cuentos de hadas, hace honor a su nombre y toma prestada una muchacha de 17
años del valle. Todo el mundo se supone para que va allí, que querría sino un
hombre solo, encerrado en su fría torre, más que el abrazo de una joven
hermosa. Aunque la gente parece aceptarlo con gravedad, por que las devuelve en
el plazo, aunque eso sí, cambiadas, con una bolsa de plata y “echadas a perder”,
por supuesto.
Y aquí comienza esta novela, en una de esas elecciones donde
el Dragón elige a su próxima muchacha. Pero como no, no escoge a la bella,
talentosa y valiente Kasia, sino a la sucia, torpe y basta Agnieszka, un cumulo
de elegancia vamos.
¿Por qué? Porque como no, la muchacha torpe y algo salvaje,
posee magia, pero incluso con ella sigue siendo torpe, no iba a ser tan fácil
como si llegando a una semana de empezar a practicar y ya lanzase fuego y rayos
como una tormenta de verano. Tarda un poco más, pero tampoco tanto como para
que fuese lo lógico al comenzar a sumergirse en algo con lo que te acabas de
encontrar hace días, como hechizos en una lengua que apenas empiezas a
comprender.
Como no, al Dragón piensa que es la muchacha más torpe,
desgarbada e inútil que ha visto nunca, considerándola durante un momento una espía
del reino. Su magia parece ir por donde se le antoja, desafiando la lógica y la
precisión milimétrica del mago de la torre. Sin embargo, su poder de cuento se
hace patente cuando el Dragón debe ausentarse y la torpe muchacha decide partir
en ayuda de su pueblo, pues al mismo tiempo es atacado por el Bosque (justo
cuando el Dragón no está, que casualidad).
Se hace con unas
cuantas pociones que coge casi por azar, y se cuelga de la ventana para llegar
al pueblo más cercano (la tenía encerrada, por cierto). Allí parece controlar
la situación por arte de magia (nunca mejor dicho), aunque acaba recibiendo una
reprimenda por parte del Dragón y el coste obsceno de las pociones que ha
gastado a la ligera y hacer peligrar la vida del propio hechicero, al tener que
salvarla. Eso sí, al final es ella quien lo cura con un libro que encuentra
casi por suerte (de nuevo) y que de pronto sabe cómo usar (aunque sea a ojo). Para
el Dragón estos hechizos no son más que locuras, desvaríos de locos, pero sin
embargo a ella le sirven.
Este libro parecía
haber pertenecido a Jaga (clara referencia a Baba Jaga, y su famosa casa con
patas de gallina), un personaje de cuento que habitaba el valle y que al
parecer cierto día desapareció del tiempo mismo, relegando sus apariciones a
momentos puntuales y misteriosos.
A partir de aquí, el Dragón comienza a diseccionar y a meter
en su cabeza los hechizos de ese libro, aunque parece desconcertado y enfadado
por no saber como avanzar con sus propios métodos, porque Agnieszka se maneja
con ellos con los ojos cerrados, tanteando el camino.
Desde este momento, la pequeña hechicera, parece tener poder
para mover montañas, así de la nada. Y en esto que raptan a su mejor amiga,
Kasia, la perfecta muchacha de su aldea. Y va la chica con sus dos grandes
botas, hasta el Bosque, se mete en él como quien da un paseo, y al trae de
vuelta, como si nada. Pero aquí no acaba todo, la amiga sigue infectada por el
Bosque, aunque al final, como no, como buena protagonista descubre una manera
de eliminar el control del Bosque.
Al final de toda la trama, se enfrentan, el Dragón y la
muchacha al Bosque y… lo “derrotan” (si se puede llamar a eso derrota),
mediante el truco que llevan empleando toda la novela, aunque al final uno
piensa en ello y se pregunta ¿Por qué ahora puede hacerlo así sin más?, pero
bueno. Con un final tan abrupto te deja con ganas de algo mejor hilado, más
complejo y lógico al mismo tiempo.
El ultimo punto que voy a tratar de la novela es la relación
romántica entre opuestos que la autora ha metido con calzador, y que se ve
desde kilómetros de distancia. El Dragón y Agnieszka, la lógica y la torpeza,
lo calculado y lo improvisado se unen, al principio con timidez, para explotar
fugazmente una noche en la que están bajo ataque (quien necesita descansar
cuando hay un ejercito a punto de matarte) para desaparecer de nuevo hasta el
epilogo, quedándose en una sombra de lo que podía haber sido, dando lugar a una
relación que se queda a mitad de camino, sin llegar nada en realidad.
Basta ya de enumerar los puntos negativos, pasemos a cosas
más alegres y encantadoras. La magia, aunque sea ilógica, esta bellamente
descrita, como un lento cantico que construye una red llena de historias mas
pequeñas. Es una magia muy visible, no es sutil, dispara rayos, fuego y provoca
terremotos (y muchas cosas más). Es canto, poesía susurrada, hilos de magia que
chisporrotean y se ondulan. La magia de la chica es salvaje, natural, dando un
contraste respecto a la magia que se nos muestra entre los demás magos, como
cuando se ventila una habitación en una mañana de lluvia, y se mezcla al aire
viciado con el de la tierra húmeda y fría.
El Bosque como entidad malvada se expone con poder y
inteligencia, para hundirse poco antes del final. Surge como maldad pura en un
inicio, el ansia de expandirse, de matar y provocar dolor. Un villano que
vigila, que planea y actúa, envenenando sutilmente hasta que explota y destruye
todo cuanto está en su mano. Las descripciones de sus primeras entradas dan un
aire de terror a esa presencia tan presente en el valle. Por desgracia, pierde
fuelle y se desinfla, dejando un hueco enorme y desolado, que da algo de pena.
Definitivamente, recomiendo esta novela, si estás buscando
una trama sencilla, de fantasía al uso, de aventuras y lucha contra villanos.
Confieso que me sigue gustando, por su formas descriptivas y su magia tan
brillante. Con menos edad, este libro se disfruta muchísimo más, pero ahora mismo
quiero intrigas, misterios, y explosiones (lógicas y bien hiladas) de vez en
cuando, pero no todo está presente en este libro.
Mi puntuación es de tres estrellas, un termino medio de lo
que fue y de lo que ha quedado tras esta relectura.
“Que el Bosque nos pille confesados, pues la corrupción se
extiende como el fuego entre la madera reseca…”.
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