Autor: Gregory Maguire.
Año de
publicación: 2017.
Editorial: Alethé.
Saga/Autoconclusivo:
Autoconclusivo.
Nº de páginas: 342.
P.V.P: 21,90€
Puntuación media: ★★★✩✩✩✩✩✩✩ (3,4/10)
-Trama:
★★★★✩✩✩✩✩✩
-Personajes: ★★★✩✩✩✩✩✩✩
-Longitud: ★★★★★✩✩✩✩✩
-Estructura y construcción del
mundo: ★★★✩✩✩✩✩✩✩
-Opinión personal: ★★✩✩✩✩✩✩✩✩ Érase una vez un niño, aunque en realidad era algo simple, que vivía con dos ancianos, que en verdad no eran tan ancianos, en una waldhütte (la típica cabaña en el bosque, para entendernos). Así comienza la historia de Dirk, y lo que a su vida acontece, aunque ni por asomo es lo que esperáis encontrar, de eso es de lo único que podéis estar seguros con este libro.
Y
para evitar tener que repetirme a lo largo y ancho de toda la reseña, este
libro, y puede que el resto de los libros escritos por Gregory Maguire, no estén
bien situados en la zona de literatura juvenil. Sin menospreciar este género,
sus obras parecen escritas para un público más adulto, a partir de unos 18 años,
aproximadamente. No porque en la literatura juvenil no tenga cabida el dolor, sufrimientos
y penas que inundan la vida adulta, sino porque su forma de escribir retrata a
un personaje por adulto, aun en su infancia en juventud, dándoles una
apariencia quebrada, como si hubiesen perdido algo irremplazable y que ya solo
viviesen a medias, incompletos hasta su muerte.
Con
esto no quiero expresar que en la literatura juvenil esto no se dé, pero si es
cierto que creo que, para entender del todo sus novelas, se debe tener cierta
experiencia vital, que por suerte o por desgracia, viene con la edad. Por
supuesto que personas más jóvenes pueden disfrutarlo, que es de lo que se
trata, pero se quedarían a medio camino de la novela.
Pero
dejando de lado mi opinión sobre la categorización de las novelas, será mejor
que empecemos de una vez con la reseña. Como retelling de un cuento clásico, me ha dejado francamente frío.
Esperaba algo mas similar al estilo de “Wicked: Memorias de una bruja mala”,
una historia con una base clásica, pero donde se añaden a mayores se introducen
nuevos temas a la historia, para darle un nuevo estilo.
Sin
embargo, en esta ocasión, esta obra se queda corta en cuanto a un retelling se
trata, aunque si que se ve cierto trasfondo de la historia del cascanueces,
pero mas que sobre él, la historia se centra en el juguetero de la historia
clásica. El cascanueces como tal, al igual que el resto de los personajes que
lo rodean, solo aparecen como elementos secundarios y como trasfondo de la
historia del protagonista.
En
cuanto al desarrollo de la trama, partimos con un niño totalmente inocente, o,
mejor dicho, un maniquí con forma humana. Durante la primera parte de la novela,
se nos presenta un chico que parece no saber nada del mundo, como si hubiese
nacido directamente con unos diez años y se acabase de encontrar con el mundo.
Llega a ser un poco denso y apático durante casi toda su infancia, que viene a
ser la mitad de la novela. Como personaje principal llega a ser realmente
cansino, su forma de ver el mundo a pesar de ser totalmente inocente se pregunta
porque no sabe nada del mundo, y al mismo tiempo que es un niño razona como si
fuera una persona adulta, y vuelta al principio en una especie de pelota que se
atraganta continuamente en la historia.
Todo
esto sumado a la gran cantidad de referencias y palabras en alemán, que en mi
caso me lleva a detener la lectura y buscar el significado de dichas palabras,
lo que implica perder aún más ritmo en la trama.
Todo
esto junto, provoca que el ritmo de la historia se rompa continuamente,
haciendo que sea francamente tedia de leer. No solo esto, sino que además tiene
un estilo muy alemán, una historia contundente y con una cantidad totalmente
exagerada de soliloquios y reflexiones, que en ocasiones son necesarias para la
historia, pero que en otros momentos llegan a resultar soporífero de una manera
francamente desagradable.
Y
ante eso, debo decir que me ha costado bastante tiempo terminarla, aun cuando
no es una novela especialmente larga.
Pero
como toda novela , también tiene algún punto bueno, como historia, la parte
fantástica, que, aunque mínima, está bastante bien construida. A pesar de que se
muestra en muy pocas ocasiones, cuando la magia y el embeleso se muestra, lo
hace de una forma bastante bella. No lo hace de forma directa, sino como parte
de ensoñaciones y metáforas, sutiles y exóticas.
Y
a pesar de la contundencia de la narrativa alemana, presenta momentos de color
y magia en un mundo que en apariencia es triste y gris.
Por
último, que menos mencionar el tema de las relaciones sentimentales en la historia.
a pesar de que el personaje es totalmente inocente, se ve envuelto en innumerables
situaciones que sobrepasan al protagonista, como si fuesen algo extraño pero
inherente a las personas, y que solo con madurez pueden llegar a conocerse en
profundidad.
En
definitiva, es una obra un tanto densa, pero que si te gustan las obras de
crecimiento personal, que recorren toda la vida de un protagonista, puede que
disfrutes enormemente de esta historia situada en la Alemania de principios del
siglo XIX.
Desde
las profundidades de la Selva Negra, os espera una historia de una vida, un
camino de aprendizaje en el que la mitología, la historia y el corazón de las
personas se unen de formas misteriosas, mostrando los caminos más allá del
bosque, uniendo la magia antigua con la humanidad moderna.
“-¿Reconoces
la amabilidad? ¿Sabes lo que es?-
-Conozco
la palabra.-
-Bueno,
no importa. Ninguno de los dos puede ver el bendito aire, pero no por eso
dejamos de respirar.-”
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